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Avelino Revilla, Carlos Aguiar, José Luis Segovia y José Cobo, hombres clave en la diócesis de Madrid.

La designación de delegados episcopales -entre los que se encontrarán varios laicos y algún matrimonio-, que se conocerá en las próximas semanas será la nueva piedra de toque del primer año efectivo de gobierno de Osoro.

Comienza el traspaso de poderes en la Archidiócesis de Madrid. El arzobispo, Carlos Osoro, reunió el pasado jueves a la antigua Curia diocesana -que todavía ejerce como tal- y a los nuevos nombramientos, que tomarán posesión en septiembre próximo. El objetivo no es otro que comenzar a trabajar en común para que el curso próximo se pueda comenzar a trabajar, y aplicar, el plan pastoral de la diócesis.

En el encuentro no participaron los dos obispos auxiliares de Madrid, Fidel Herráez y Juan Antonio Martínez Camino, que ya parecen orientados a otras diócesis y no intervienen en las decisiones de gobierno. El nuevo equipo, en el que Osoro ha tenido en cuenta las dificultades con las que se ha encontrado a su llegada a Madrid -y que tienen mucho que ver con la inercia de varias décadas de pontificado unidireccional-, capitaneado por Avelino Revilla, tendrá una especial incidencia en la pastoral de los alejados.

Cuatro son los nombramientos de peso en la nueva estructura diocesana, y en ellos se apoyará Carlos Osoro para ofrecer a la sociedad madrileña una Iglesia más volcada en lo social y en el cuidado de las periferias. Se trata del propio vicario general -hombre de la total confianza del nuevo arzobispo-, Avelino Revilla; de los vicarios de Evangelización y Pastoral Social e Innovación, Carlos Aguiar y José Luis Segovia (sectores clave para la pastoral que pretende Osoro); y el nuevo fichaje, José Cobo, vicario de la II.

Y es que el plan pastoral, que comenzará a estudiarse a fondo en las vicarías a partir de septiembre, junto con los resultados del Sínodo de la Familia (Osoro pasará todo octubre en Roma como elegido por la Conferencia Episcopal), estará especialmente enfocado al anuncio del Evangelio y al cambio de "lenguajes", según ha podido saber RD.

La designación de delegados episcopales -entre los que se encontrarán varios laicos y algún matrimonio-, que se conocerá en las próximas semanas será la nueva piedra de toque del primer año efectivo de gobierno de Osoro, quien ha necesitado nueve meses para tomar el pulso de una diócesis muy marcada por el pontificado anterior.

En el nuevo plan pastoral, la tesis es "que todos los cristianos se sientan plenamente anunciadores del Evangelio", con varias ideas-fuerza. La primera, la "Evangelii Gaudium", como eje vertebrador de las realidades diocesanas. La alegría del Evangelio es la base de este pontificado, tanto en Madrid como en Roma.

En segundo término, la idea de la Iglesia como "casa grande, casa de todos", algo que el propio Osoro ejemplificará en el nuevo palacio arzobispal (al que acaba de mudarse), cuya planta baja será de puertas abiertas y acogerá una delegación de pastoral, al tiempo que varias habitaciones para albergar a los obispos y responsables eclesiásticos que visiten Madrid y que, hasta la fecha, no contaban con ningún alojamiento diocesano.

En tercer lugar, asumir compromisos personales y comunitarios. Éste fue uno de los aspectos en los que Osoro hizo más hincapié, de cara a "descubrir las tareas principales que hemos de realizar como miembros vivos de la Iglesia para anunciar el Evangelio", y a hacerlo "en comunión". Entre todos. De hecho, el título provisional que propuso el arzobispo de Madrid no es otro que "Comunión y misión en el anuncio de la Alegría del Evangelio hoy".

Jesús Bastante, 25 de mayo de 2015
Religión Digital