DIEZ MINUTOS EN SILENCIO
Diez minutos en silencio
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Salmo 141
A voz en grito llamo al Señor.
Desahogo ante él mi inquietud,
mientras me va faltando el aliento.
Conoces mis senderos.
Ya nadie me hace caso,
nadie mira por mi vida.
Tú eres mi refugio:
esa es mi suerte en el país de la vida.
“Mientras me va faltando el aliento”.
Cuando el anciano empieza a ser prescindible.
La realidad es que el mundo siempre rodó sin ti. Siempre fuiste prescindible.
Pero ya empiezas a estorbar.
Dura lección de humildad.
Tan dura que pretenden envolverla en la “trampa” celofán con aquello de:
“Edad de oro. La sabiduría. La experiencia”
Todo bonito y con cariño. Pero despedida. Gracias por los servicios prestados.
Está bien que sea así. Y estaría mejor si
“Él es tu refugio,
el lote que te ha tocado en el
País de la Vida”
Ser anciano es bello si es plenitud.
Si además de despedida es un encuentro.