DIEZ MINUTOS EN SILENCIO   

                             
             

 

                             cristianos siglo veintiuno
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Diez minutos en silencio

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Isaías 1, 10-17

 

Harto estoy de holocaustos de carneros,

de grasa de cebones;

 la sangre de novillos y machos cabríos no me agrada.

 Cuando venís a presentaros ante mí.

y pisáis mis atrios ¿quién exige algo de vuestras manos?

 

 No sigáis trayendo oblación vana:

el humo del incienso me resulta detestable.

Novenas, sábados, asambleas…

No aguanto reuniones y teatros

 

Detesto vuestras solemnidades y fiestas:

Se me ha vuelto una carga que no soporto más

Cuando extendéis las manos, cierro los ojos.

Aunque repitáis  las plegarias,

yo no oigo.

Vuestras manos están llenas de sangre

 lavaos, limpiaos,

quitad vuestras fechorías de delante de mi vista,

desistid de hacer el mal,

 aprended a hacer el bien,

buscad lo justo,

dad sus derechos al oprimido,

haced justicia al huérfano,

abogad por la viuda.

 

 

Jesús lo hizo más fácil: partió y repartió.

Sentados en una mesa. Se sintieron amigos, hermanos.

Se dirigieron al Padre de todos.

Id por el mundo. Haced esto en memoria mía.