DIEZ MINUTOS EN SILENCIO   

                             
             

 

                             cristianos siglo veintiuno
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Diez minutos en silencio

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Salmo 11

 

Dice el Señor:

“Por la opresión del humilde,

por el gemido del pobre, yo me levantaré

y pondré a salvo al que lo ansía.”

 

Es difícil creer que estás ahí.

(tampoco sé dónde está el “ahí”)

Pero es mucho más difícil creer que haces algo.

 

No mires a las estrellas, Señor.

Deja tranquilas tus galaxias. El universo camina sólo.

Lo hiciste para que caminara solo.

Pero los hombres, si nos dejas solos, nos comemos unos a otros.

¿Y sabes que pasa? Que los débiles, los enfermos, los pequeños

sirven de alimento para los fuertes, o son eliminados para mejorar la raza. Lo dijo Darwin.

 

Esos no son tus planes ¿verdad?

Al menos, no los de Jesús.

 

Las palabras del Señor son palabras auténticas,

como plata limpia de ganga,

refinada siete veces.

 

El Señor nos librará para siempre de esa gente:

De los malvados que merodean

para chupar como sanguijuelas sangre humana