DIEZ MINUTOS EN SILENCIO
Diez minutos en silencio
31
Salmo 9
Él no olvida jamás al pobre.
La esperanza del humilde no perecerá.
La experiencia, Señor, no dice eso
¿Se equivoca el salmo?
¿Es sólo un deseo, una súplica?
Reprendiste a los pueblos, destruiste al impío.
Y borraste para siempre su apellido.
El enemigo acabó en ruina perpetua.
Arrastraste sus ciudades y se perdió su nombre.
El creyente que escribió este salmo,
interpreta la historia metiendo a Dios
en todos los charcos.
Como si los hombres fueran meras marionetas
colgadas de los dedos de Dios.
No es así, - creo - Dios.
Ni así, es el hombre.
Él será refugio del oprimido,
Su refugio en momentos de peligro.
Confiarán en ti los que conocen tu nombre,
porque no abandonas a los que te buscan.
Sin sabiduría exegética,
sin necesidad de ningún estudio.
Por mi historia: estuve oprimido,
envuelto en un remolino de peligros
y Dios ha sido mi refugio.
Siempre confié en Él. Siempre lo busqué.
No me abandonó. A mis 75 años, lo veo evidente.
Dios no me abandonó: Ese es mi testimonio.
Levántate Señor:
Que aprendan los hombres que no son más que hombres.