DIEZ MINUTOS EN SILENCIO   

                             
             

 

                             cristianos siglo veintiuno
ÍndicePágina Principal

 

 

Diez minutos en silencio

31

Salmo 9

 

Él no olvida jamás al pobre.

La esperanza del humilde no perecerá.

 

La experiencia, Señor, no dice eso

¿Se equivoca el salmo?

¿Es sólo un deseo, una súplica?

 

Reprendiste a los pueblos, destruiste al impío.

Y borraste para siempre su apellido.

El enemigo acabó en ruina perpetua.

Arrastraste sus ciudades y se perdió su nombre.

 

El creyente que escribió este salmo,

interpreta la historia metiendo a Dios

en todos los charcos.

Como si los hombres fueran meras marionetas

colgadas de los dedos de Dios.

No es así, - creo - Dios.

Ni así, es el hombre.

 

Él será refugio del oprimido,

Su refugio en momentos de peligro.

Confiarán en ti los que conocen tu nombre,

porque no abandonas a los que te buscan.

 

Sin sabiduría exegética,

sin necesidad de ningún estudio.

Por mi historia: estuve oprimido,

envuelto en un remolino de peligros

y Dios ha sido mi refugio.

Siempre confié en Él. Siempre lo busqué.

No me abandonó. A mis 75 años, lo veo evidente.

Dios no me abandonó: Ese es mi testimonio.

 

Levántate Señor:

Que aprendan los hombres que no son más que hombres.