JESÚS DE NAZARET    

                             


                              

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Las parábolas (14)

 

 

Un Padre

Primera lectura

 

  

El hijo, un desagradecido. Un egoísta. Un mimado. Un degenerado. Un inmoral. Un caradura impresionante.

 

El Padre, sencillamente un padre.

 

En esta primera lectura casi no conviene explicar. Si no eres padre, o si no has tenido un padre tendrías que volver a nacer. Quizá la raíz de muchas deformaciones en tantos hombres rotos es la falta de un padre.

 

Nada qué explicar, pero sí aclarar.

 

Padre y Madre es lo mismo. Hay culturas matriarcales y culturas patriarcales. Jesús nació y creció en una cultura patriarcal. Pero en esta parábola, a pesar de la cultura patriarcal,  se enaltecen  mucho más los perfiles generalmente asignados a las madres que los asignados al padre.

 

Lo más corriente, en  culturas dominadas por la figura del  padre, es asignar al  padre la exigencia  del orden, la disciplina, la justicia, el sentido de las responsabilidades. A la madre le suele corresponder la comprensión, el mimo, la permisividad y el desvelo nocturno.

 

Aquí estamos ante un padre que es también madre. Es decir: estamos ante Dios.

 

Lucas 15

 

11 Y añadió: -Un hombre tenía dos hijos; 12 El menor le dijo a su padre:

 

- Padre, dame la parte de la fortuna que me toca. El padre les repartió los bienes.

 

13 A los pocos días, el hijo menor, juntando todo lo suyo, emigró a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo como un perdido. 14 Cuando se lo había gastado todo, vino un hambre terrible en aquella tierra, y empezó él a pasar necesidad. 15 Fue entonces y buscó amparo en uno de los ciudadanos de aquel país, que lo mandó a sus campos a guardar cerdos. 16 Le entraban ganas de llenarse el estómago de las algarrobas que comían los cerdos, pues nadie le daba de comer. 17 Recapacitando entonces se dijo:

 

- Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan de sobra, mientras yo aquí me muero de hambre. 18 Voy a volver a casa de mi padre y le voy a decir: “Padre, he ofendido a Dios y te he ofendido a ti; 19 ya no merezco llamarme hijo tuyo; trátame como a uno de tus jornaleros”.

 

20 Entonces se puso en camino para casa de su padre. Cuando aún estaba lejos, lo vio su padre y se conmovió; salió corriendo, se le echó al cuello y lo cubrió de besos. 21 El hijo empezó:

 

- Padre, he ofendido a Dios y te he ofendido a ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo.

 

22 Pero el padre dijo a sus criados:

 

- Sacad en seguida el mejor traje y vestidlo; ponedle un anillo en el dedo y sandalias en los pies; 23 traed el ternero cebado, matadlo y celebremos un banquete, 24 porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y se le ha encontrado. Y empezaron el banquete.

 

25 El hijo mayor estaba en el campo. A la vuelta, cerca ya de la casa, oyó la música y la danza; 26 llamó a uno de los mozos y le preguntó qué pasaba. 27 Éste le contestó:

 

- Ha vuelto tu hermano, y tu padre ha mandado matar el ternero cebado por haber recobrado a su hijo sano y salvo.

 

28 Él se indignó y se negaba a entrar; su padre salió e intentó persuadirlo, 29 pero él replicó a su padre:

 

- A mí, en tantos años como te sirvo sin saltarme nunca un mandato tuyo, jamás me has dado un cabrito para hacer fiesta con mis amigos; 30 en cambio, cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, matas para él el ternero cebado.

 

31 El padre le respondió:

 

- Hijo, ¡si tú estás siempre conmigo y todo lo mío es tuyo! 32 Además, había que hacer fiesta y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a vivir, andaba perdido y se le ha encontrado.

 

 

Por hoy, un ruego: léala despacio.  Y sólo un breve comentario: ¡Qué suerte tuvo aquel niñato con ese padre!

 

Y una pregunta: ¿Cuál es la mayor urgencia,  necesidad, o  problema de nuestra sociedad?

 

¿Una juventud desorientada, materialista, egoísta?

 

¿Un déficit alarmante de Padres?

 

La juventud no aprende. Verdad.

La juventud está desorientada. Verdad.

La juventud está de “marcha”. Huida. Verdad.

 

La parábola del padre bueno describe una problemática similar. La solución vino del padre. Un padre que fue madre también.

 

No. No deberíamos llamarla “Parábola del hijo pródigo”.  Es la parábola del Padre.

 

(Continuará)  

 

 

Luís Alemán