JESÚS DE NAZARET    

                             


                              

                             cristianos siglo veintiunoÍndice
Página Principal

 

 

 

Las parábolas (15)

 

 

El Rico InsensaTO

 

Lucas 12, 16-21

 

16 Y les propuso una parábola:

 

- Las tierras de un hombre rico dieron una gran cosecha.17 Él se puso a echar cálculos: “¿Qué hago? No tengo dónde almacenarla”.18 Entonces se dijo: “Voy a hacer lo siguiente: Derribaré mis graneros, construiré otros más grandes y almacenaré allí todo mi grano y mis provisiones”. 19 Luego podré decirme: “Amigo, tienes muchas provisiones en reserva para muchos años: descansa, come, bebe y date a la buena vida”.

 

20 Pero Dios le dijo: “Insensato, esta misma noche te van a reclamar la vida. Lo que tienes preparado, ¿para quién va a ser?” 21 Eso le pasa al que amontona riquezas para sí y no es rico para con Dios. 

 

En el evangelio respetable, aunque no canónico, llamado de Tomás se escribe:

 

Oíd la historia del rico insensato, dijo Jesús:

Había un hombre rico que tenía muchos bienes. El dijo: “Voy a emplear mis bienes para sembrar, para cosechar, para plantar y para llenar con fruto mis graneros, a fin de que no padezca falta de nada”. Esto es lo que pensaba en su corazón. Y aquella noche murió. ¡Quien tenga oídos que oiga!

 

Es una parábola molesta. Como si quisiera aguar la fiesta. Rico o pobre, todo el mundo trabaja para el hoy y para el mañana. Es un insensato quien no piensa en el mañana. La hormiga se nos puso siempre de ejemplo frente a la cigarra. La cigarra es hoy símbolo de una juventud irresponsable. La hormiga es el ejemplo de una buena ama de casa y de un hombre sensato y maduro.

 

¿Se aconseja aquí seguir el ejemplo de la cigarra?

 

Basta situarla en su contexto. A Jesús se le presenta un hermano menor pidiéndole que interceda para que su hermano mayor reparta con él la herencia. Asunto jurídico, complejo del que Jesús ni sabia ni tenía porqué opinar.

 

Hombre, ¿quién me ha nombrado juez o árbitro entre vosotros?” (v.14)

 

Esta clarísima toma de postura frente a un asunto civil deberían repetírsela a sí mismo, desde El Vaticano hasta los señores párrocos, pasando por la Conferencia Episcopal y el Nuncio del caldito.

 

La parábola comienza en el versículo 16. En el 15, ante el conflicto de la herencia, dice Jesús:

 

“Guardaos de toda codicia, que, aunque uno ande sobrado, la vida no depende de los bienes”

 

Terminada la parábola, Lucas recoge unas afirmaciones tan bellas que sólo  Jesús podría decir:

 

24 Fijaos en los cuervos: ni siembran ni siegan, no tienen despensa ni granero y, sin embargo, Dios los alimenta. Y ¡cuánto más valéis vosotros que los pájaros!

 

25 Y ¿quién de vosotros a fuerza de preocuparse podrá añadir una hora sola al tiempo de su vida?

 

27 Fijaos cómo crecen los lirios: ni hilan ni tejen, y os digo que ni Salomón en todo su fasto estaba vestido como cualquiera de ellos. 28 Pues si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿cuánto más no hará por vosotros, gente de poca fe?

 

29 No estéis con el alma en un hilo, buscando qué comer o qué beber. 34 Porque donde tengáis vuestra riqueza tendréis el corazón.

 

41 Pedro le preguntó:

 

- Señor, ¿has dicho esa parábola por nosotros o por todos en general?

 

Me imagino a Ratzinger, al del Caldito y a los de la Conferencia Episcopal, y a la mitad de nosotros preguntando lo de Pedro.

 

En el evangelio de Tomás acaba la parábola con aquello de:

 

¡Quién tenga oídos, que oiga!

 

 

Luís Alemán