JESÚS DE NAZARET    

                             
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SIN LA HISTORIA,

LA FE SE CONVIERTE EN MITO

 

“Sólo podemos conservar la verdad de la fe haciendo teología sobre Jesucristo y haciéndola siempre de nuevo” Rahner

 

Hasta que un incrédulo (el tal Hermann Samuel Reimarus) se atrevió a reírse y a negar el contenido histórico a los evangelios, prácticamente toda la cristiandad asumía la total historicidad de todo lo que allí se narra.

 

Pero este profesor alemán no se atrevió a publicar su escrito “acerca de la meta de Jesús y sus discípulos”. Tal era el miedo que la Iglesia Romana e incluso la protestante imponía en la cristiandad. Diez años después de su muerte, su discípulo (Gotthold Lessing.) publicó sus escritos. Año 1788.

 

Quizá nadie ha hecho más por el estudio y conocimiento de los evangelios y de Jesús que Reimarus y su discípulo. Con ellos acabó la época precrítica de la Cristología. Es decir el papanatismo fideísta cristológico en el que se vivió hasta entonces y en el que muchos quieren seguir viviendo.

 

No sólo los cuatro evangelios, el Nuevo y el Antiguo Testamento eran historia sagrada. Y además historia avalada por Dios.

 

Sin embargo, no olvide nadie que el cristianismo de hoy no tendrá porvenir si no ahondamos en el conocimiento de cómo era Jesús, cómo actuó Jesús, qué reacciones provocaba Jesús, quiénes eran los que le seguían y quiénes los que le perseguían.

 

A los cristianos no nos puede bastar con tener mucha fe en Jesús. Es imprescindible saber en quién creemos. Nos lo exige nuestra fe y nos lo requiere el mundo en el que desarrollamos nuestra fe. Es Dios quien en aquel Jesús histórico se metió en nuestra historia.

 

Las iglesias católica y protestante fracasan y fracasarán en la medida que no sepan responder, hoy, a la pregunta ¿y vosotros, quien decís que soy Yo?

 

No basta con decir que eres el hijo de Dios.

 

Los evangelios, y en general el Nuevo Testamento, están escritos para demostrar y proclamar que Jesús es el Hijo de Dios. En tiempo de los evangelistas, lo divino era lo imprescindible y lo difícil. Una vez resucitado, todo lo que no fuera su filiación divina pasaba a un segundo plano o simplemente carecía de valor.

 

Lo histórico aún sangraba. No era necesario recordarlo. La resurrección de Jesús daba sentido a lo histórico, y descubría a Dios metido en la historia de los hombres.

 

Reimarus no negó la verdad histórica de Jesús. Pero según él, los discípulos inventaron al Cristo de la fe. Jesús y Cristo no tienen nada que ver. Reimarus niega el Cristo de la fe y convierte al Jesús de la historia en un revolucionario iluso.

 

Reimarus crea el gran desconcierto en el mundo cristiano al exponer que los evangelios son como una novela piadosa.

 

1.-Una corriente importante de creyentes cuyo nombre más influyente y conocido es R. Bultmann (exegeta, teólogo, profesor, muerto en 1976) defendió al Cristo de la fe, pero cree imposible llegar al Jesús de la historia.

 

Llega a decir: “Ya no podemos conocer el carácter de Jesús, su personalidad…No hay ni una sola de sus palabras cuya autenticidad se pueda demostrar” o “estimo que lo que podemos saber de la vida y personalidad de Jesús es, como quien dice, nada”

 

Para este profesor de la Biblia, la historia de Jesús no interesa. Recurrir a la historia para justificar la fe es buscar una seguridad innecesaria. Como protestante que es, la justificación procede de la fe no de las obras. La historia, además de ser imposible es innecesaria.

 

Lo importante y esencial es la fe generada por el Cristo resucitado. En esa fe se funda el cristianismo. El Jesús de la historia forma parte del antiguo testamento.

 

2.-Comienza el verdadero estudio del Jesús de la historia. Aunque pronto se incorporan los católicos, son los protestantes los que llevan la iniciativa. El más conocido para protestantes y católicos, J. Jeremías (muerto en 1979).

 

Su defensa a ultranza es que la fe de que Jesús es el Cristo, necesariamente tiene sus raíces en lo histórico. Sin la historia, la fe cristiana se convierte en pura ideología. La fe no comienza en la predicación sino en el hecho histórico de la vida de Jesús. Según J. Jeremías, no se puede separar la historia de Jesús de la fe en Jesús.

 

Jeremías dedicó toda su vida a estudiar los evangelios para entresacar tantas y tantas huellas en las que quedaba la forma de hablar del galileo,

sus giros gramaticales,

cómo se refería a Dios,

cómo el “Padre nuestro” era una adaptación de rezos judíos,

cómo se puede considerar un género propio de Jesús el hablar en parábolas,

cuál era el significado popular de cada parábola,

cómo quedan huellas del arameo utilizado por Jesús en las versiones griegas que nos llegan a nosotros,

cómo eran las comidas y las cenas en aquellos tiempos,

etc.

 

La búsqueda del Jesús histórico ha provocado toda una biblioteca y una especialidad. Estudios sobre la historia contemporánea, la política, la sociología, sobre la religiosidad de aquella época…Todo aquel mundo hay que dominarlo para poder comprender las alusiones en las parábolas, las exageraciones verbales en las formas de expresión típicas de la raza…

 

Después, o a la vez, vendrá la fe en la resurrección y en el Hijo de Dios. Pero antes hay que conocer todo lo posible sobre Jesús. Si sólo nos quedamos con el Cristo de los evangelios, escritos desde la fe, y con el Cristo de los concilios, olvidando la historia, sin conocer lo histórico, podríamos estar imaginando un mito, una irrealidad o algo indigesto, producto de múltiples deformaciones patológicas o interesadas.

 

La fe no nos ahorra el trabajo de estudiar e investigar.

 

 

Brevísima bibliografía casera.

 

  • Diez palabras sobre Jesús de Nazaret

    10 autores. Verbo Divino.

    • especialmente recomendable

     

  •  La última cena

    J. Jeremías. Ediciones Cristiandad

·         El mundo de Jesús (El mundo del siglo I en crisis)

John Riches. Ediciones el Almendro

 

·         La utopía de Jesús.

Juan Mateos. Edic. Almendro

 

·         Evangelio, figuras y símbolos.

Juan Mateos y Fernando Camacho. Edic. Almendro.

 

·         El horizonte humano.

Juan Mateos y Fernando Camacho. Edic. Almendro.

 

·         Interpretación de las parábolas.

J Jeremías. Verbo Divino

 

·         ABBA El mensaje central del Nuevo Testamento.

J. Jeremías. Edic. Sígueme

 

·         Teología del Nuevo Testamento.

J. Jeremías. Edic. Sígueme

 

·         Palabras desconocidas de Jesús.

J. Jeremías. Edic. Sígueme.

 

·         Jesús el Judío.

Geza Vermes. Muchnik editores.

 

·         El cuadrante. Introducción a los evangelios.

     José Luís Sicre. Verbo Divino

 

 

Luís Alemán

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