ETCÉTERA      

                             
                              

 

                             cristianos siglo veintiuno
ÍndicePágina Principal

 

 

 

 

SAMUEL SÓLO VIVIÓ 39 MINUTOS

 

 

Hola.

 

Hoy quiero compartir contigo esta experiencia personal. Es una historia que nos hace repensar lo que significa la vida, el éxito, lo normal, el amor, etc.

 

Sólo doy el nombre del bebé y ningún otro dato por discreción profesional, pero creo que vale la pena compartirlo, porque de esa forma, la vida de Samuel tendrá aún mas sentido.

 

Saludos.

 

Dra. Estela Flores

Monterrey

 

 

Abril 01 de 2008


Samuel:

Me enteré de tu existencia cuándo recibí una llamada del ginecólogo de tu mamá para comentarme el caso. Me dijo: “es un embarazo gemelar, uno de los bebes está normal, y el otro bebe, desde la semana 12 ya tiene el diagnostico de que no se le formaron sus riñones ni sus pulmones; casi no tiene liquido amniótico. El primer gemelo ya pesa casi 3 kilos y el segundo pesa menos de 1 Kg. Esperaremos a que se inicie el parto, el gemelo normal está en posición de salir primero, y luego recibiremos al pequeñito.”


Conocí a tus papás unos días después, cuándo me visitaron a consulta prenatal. Son una pareja joven, ya son padres de tu hermanita que tiene unos 2 años.

 

Tu mamá me dijo: “ya sé que la ciencia dice que uno de mis gemelos está con malformaciones y no tiene posibilidades de vivir, pero yo creo en los milagros, así que de ninguna manera yo pierdo toda esperanza.”

 

“Queremos, me dijeron tus papás, que se haga todo lo posible por sacarlo adelante, que tenga todas las oportunidades que se le puedan ofrecer. Estará malformado, pero tiene padres y familia.”

 

La madurez y fortaleza de tus papás es muy grande. Me dijeron que si ya habiendo nacido, nos dábamos cuenta de que no podrías sobrevivir, tampoco querían que te hiciéramos sufrir, sólo pedían que fueras tratado con respeto y si morías, lo hicieras en los brazos de tus padres. Gente de mucho temple.


El viernes 14 de marzo de 2008, me avisaron que tu mamá ya estaba en trabajo de parto. Llegamos a recibir primero a tu hermanito Gabriel, nació por parto normal, fuerte y sano, lloró inmediatamente.

 

Todos esperamos a que nacieras tú. Asomaste tu cabecita y naciste fácilmente. Eras pequeñito, pesaste 850 gramos. Tu carita muy afilada, como de porcelana. Se veían unos quistes en el cordón umbilical que fueron los que impidieron la circulación y generaron las malformaciones. Tus piernitas estaban deformadas por la falta de líquido amniótico.

 

Te coloqué el monitor y traté de administrarte oxígeno. Escuché con el estetoscopio: nada, y el oxigeno de tu sangre bajando rápidamente. Realizabas movimientos del tórax tratando de meter aire, pero no había pulmones que lo recibieran. Tu papá estaba a tu lado, y entró tu abuelita con el agua bendita. “Vamos a bautizarlo”. Tu papá mojó tu frente con el agua bendita: “yo te bautizo con el nombre de SAMUEL en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu santo, amén.”


Te llevé entonces con tu mamá. Ella te tomó en sus brazos y te llenó de besos. Tu papá estuvo junto a ella, y pidió que le pusiéramos también en sus brazos a tu hermano Gabriel: “Mira Gabriel, este es tu hermano Samuel, y aquí estamos los cuatro juntos en este momento”.

 

Gabriel se fue al cunero y te quedaste en los brazos de tus papás, mientras, ellos te llenaron de amor diciendo con lágrimas en los ojos y la voz entrecortada: “hijo, te queremos mucho, siempre te recordaremos, estarás en todo momento en nuestros corazones, tu hermanita, tu hermano, y nosotros tus papás te queremos y siempre formarás parte de nuestra familia. Ve en paz, hijo, vas a un mejor lugar, ahí te espera tu abuelito y tu tío, que te recibirán con alegría, desde ahí junto con ellos cuidarás de nosotros y ahí nos esperarás.”

 

Y así siguieron, confortándote y ayudándote a bien morir. Homero, el ginecólogo, terminó de atender a tu mamá y pasó a tocarte y compartir tu momento. Todavía estabas vivo y de vez en cuándo hacías algún movimiento de automatismo.

 

“Señor, dijo tu mamá, te ofrezco a mi hijo, así como Tú ofreciste al tuyo por nosotros. Recíbelo en tu seno Padre, dijo tu papá, Tú sabes mucho mejor que nosotros por qué suceden las cosas, y las aceptamos, y te ofrecemos a este angelito, que lleve todo nuestro amor hasta ti, Señor.”

 

Entonces, con un semblante de paz, tu pequeño cuerpo finalmente descansó en los brazos de tu madre.


Mi querido Samuel: Estuviste vivo 39 minutos, y en esos minutos, tocaste y trasformaste más vidas que las que otros logran en toda una larga vida. Tienes unos padres que son unos espíritus muy especiales, llenos de fortaleza y amor, que nos dieron a todos un ejemplo invaluable. Tuve la fortuna de estar contigo todos tus 39 minutos de vida. Tu corta vida hizo que se expresara la fuerza de amor de una forma total y completa, ese amor que viene de Dios y vuelve a El, y es lo que le da sentido a la existencia. Gracias desde el fondo de mi corazón por tan grande lección, pequeño angelito. Tu alma ya está con Dios.                                         

 

Estela Flores

 

 

 

subir