CANTORAL   

                             
                               cristianos siglo veintiuno
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GRACIAS A LA VIDA

 

 

Gracias a la vida que me ha dado tanto,

me dio dos luceros que cuando los abro

perfecto distingo lo negro del blanco,

y en el alto cielo su fondo estrellado

y en las multitudes aquéllos que amo.

 

Gracias a la vida que me ha dado tanto,

me ha dado el oído que en todo su ancho

graba noche y día ríos y canarios,

martillos, turbinas, ladridos, chubascos

y la voz tan tierna de mi bien amado.

 

Gracias a la vida que me ha dado tanto,

me ha dado el sonido y el abecedario;

con él las palabras que pienso y declaro:

padre, amigo, hermano y luz alumbrando

la ruta del alma del que estoy amando.

 

Gracias a la vida que me ha dado tanto,

me ha dado la marcha de mis pies cansados;

con ellos anduve ciudades y charcos,

playas y desiertos, montañas y llanos,

y la casa tuya, tu calle y tu patio.

 

Gracias a la vida que me ha dado tanto,

me dio el corazón que agita su marco

cuando miro el fruto del cerebro humano,

cuando miro el bueno tan lejos del malo,

cuando miro el fondo de tus ojos claros.

 

Gracias a la vida que me ha dado tanto,

me ha dado la risa y me ha dado el llanto;

así yo distingo dicha de quebranto,

los dos materiales que forman mi canto,

y el canto de ustedes que es un mismo canto.

 

Y el canto de todos que es mi propio canto.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.