Martes de la 12ª semana (Mt 7,6.12-14)

No deis lo santo a los perros, ni les echéis vuestras perlas a los cerdos; las pisotearán y luego se volverán para destrozaros. Tratad a los demás como queréis que ellos os traten; en esto consisten la Ley y los profetas. Entrad por la puerta estrecha. Ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos entran por ellos. ¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida! Y pocos dan con ellos.

Sin esfuerzo no puede haber plenitud humana

Hablar de cosas espirituales exige prudencia. Nadie está dispuesto a escuchar sermones de aquello que no echa en falta. Dice un proverbio oriental: cuando el discípulo está preparado, el maestro surge. No antes.

El excesivo celo por propagar aquello que ha cambiado su vida suele ser un fallo de principiantes. Hay que aceptar que cada uno tiene su propio ritmo y su camino.

El consejo más generalizado entre todas las culturas sigue siendo actual. Si de verdad te interesa saber qué espera el otro de ti, descubre que esperas tú de él.

Lo de la puerta estrecha tiene mucha miga. No se trata de alguna voluntad secreta que intenta obstaculizarnos el camino. Estar en la cima de la evolución exige esfuerzo,

El camino que lleva a la Vida es el que alcanza la mayor plenitud humana. Pero lo humano está más allá de todos los instintos, pasiones, apetitos y placeres sensibles.

Si nos dejamos llevar por lo cómodo, lo que más me agrada, lo que me pide el cuerpo, etc. lograré una plena animalidad, pero nunca una verdadera humanidad.

Todos los seres humanos tenemos esa capacidad de llegar a lo más alto, pero para ello tenemos que dedicar tiempo y esfuerzo, superando todo hedonismo.

 

Fray Marcos