Miércoles de la 12ª semana (Mt 7,15-20)

Cuidado con los falsos profetas; se acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. A ver, ¿acaso se cosechan uvas de las zarzas o higos de los cardos? Los árboles sanos dan frutos buenos; los árboles dañados dan frutos malos. Un árbol sano no puede dar frutos malos, ni un árbol dañado dar frutos buenos. El árbol que no da fruto bueno se tala y se echa al fuego. Por sus frutos los conoceréis.

La peor falsedad es la espiritual

En ningún aspecto de la vida hay más farsantes que en el orden espiritual. En todas las épocas han sido más numerosos los falsos profetas que los auténticos.

Siempre que se busca algún lucro personal se cae en la necesidad de disimularlo. Es muy difícil encontrar a un ser humano que esté libre de todo interés personal.

Cualquier persona que se presente con pretensiones de maestro espiritual debe cuestionarse a fondo. La primera cualidad de un verdadero guía espiritual es la humildad.

Cualquiera puede tener capacidad de decir palabras bonitas y engatusar a otro. Lo que no se puede ocultar durante mucho tiempo son las actitudes y las obras.

Es tan interesante esta advertencia que, incluso para saber con cierta certeza lo que cada uno somos de verdad, no tenemos más remedio que acudir a las obras.

La visión que solemos tener sobre nuestra propia religiosidad suele estar maleada por confundir nuestros deseos de perfección con la realidad de nuestra vida.

El mejor test para conocer tu estado espiritual es ver cómo tratas a los que tienes a tu alrededor. Solo en la medida que seas capaz de estar al servicio de los demás puedes estar seguro de una auténtica relación con Dios.

  

Fray Marcos