Hermanos y hermanas, como a los jefes del Evangelio de hoy también nosotros corremos el riesgo de no entender, cuando afirmamos por ejemplo que Jesús reconoce ser rey de un reino puramente espiritual sin relación con este mundo. Oremos.

Jesús, que aprendamos de ti a servir a nuestros hermanos.

• Que nuestra Iglesia ponga su empeño en servir, en acoger, en perdonar, en posibilitar siempre la vida de los más pobres, de los más desfavorecidos, de los que a nadie importa.

Jesús, que aprendamos de ti a servir a nuestros hermanos.

• Que los creyentes vivamos con responsabilidad nuestra opción por Jesús de Nazaret, que lo que nos identifique sea una vida en clave de servicio, tolerancia, siempre con actitudes de respeto que favorezcan la inclusión.

Jesús, que aprendamos de ti a servir a nuestros hermanos.

• Que los crucificados de este mundo nos sientan cercanos, con palabras que alienten, consuelen, reconcilien, descansen y propongan horizontes con sentido y esperanza.

Jesús, que aprendamos de ti a servir a nuestros hermanos.

• Que los agentes de pastoral en nuestras comunidades religiosas y parroquiales, sean para nuestros niños y jóvenes referentes de una fe adulta que configura toda la existencia.

Jesús, que aprendamos de ti a servir a nuestros hermanos.

• Que los responsables del gobierno de las naciones y de las instituciones, promuevan mediante el diálogo y el ejercicio de sus mandatos, la justicia, la igualdad, la dignidad y la paz en todos los pueblos.

Jesús, que aprendamos de ti a servir a nuestros hermanos.

Padre bueno, que la fiesta que hoy celebramos nos despierte de nuestro letargo y seamos conscientes de que todos, y cada uno de nosotros somos necesarios en la construcción de tu reino. Te damos las gracias por tu hijo Jesús.

Vicky Irigaray