LOS ÚLTIMOS SERÁN LOS PRIMEROS
Vicente Martínez25 de agosto, domingo 21 del TO
Luc 13, 22-30
"Vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios.
Mirad, hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos."
En este tiempo, Jesús salió de sí mismo y recorría instituciones, templos y personas invitándoles a instaurar el Reino de Dios aquí el la tierra. La mayoría se opuso por convicciones antirreligiosas, dijeron que eran ateos. Algunos pusieron cara de poker, se encogieron de hombros, y silbaron la canción del verano. Unos cuantos, por razones políticas, manifestaron ser republicanos. El resto, levantó la mano para preguntar, pero la algarada de los demás ahogó la voz de las manos.
En su ópera Intolleranza 1960, el compositor italiano Luigi Nono parte de una visión existencial básica del género humano y la ilustra con situaciones concretas y actuales: amenaza del neofascismo, catástrofes medioambientales, fundamentalismos políticos y religiosos. "Existe en ella, valora Sigrid Neef, una intención de humanizar al ser humano, confundido por la creciente intolerancia racial, nacional, social e ideológica".
El Nuevo Testamento es un proyecto abierto al infinito que la la Iglesia institucionalizada cerró apresuradamente en falso y dio por concluido. Movimiento peligroso de enrocamiento hacia la fundamentalista consideración de "pueblo elegido", totalmente alejado de la palabra y los actos de Jesús. El Papa ha llevado a Brasil el testigo directo del Rabí de Nazaret. Su propósito no es solo cambiar la Iglesia, sino incluso apostar por un cambio de sociedad a escala mundial.
Francisco anhela que tanto los cristianos, como el musulmán, el judío o el budista, nos metamos en harina con la injusticia de las desigualdades. Que nos enrolemos –cada uno bajo la bandera de su fe- en el frente de quienes se baten el cobre por los que la sociedad del consumo y la opulencia tiene abandonados a su suerte. Del Papa se dice que cuando encuentra a una persona no le pregunta cuál es su credo, sino si hace o no algo por los demás, si se preocupa por el prójimo.
La espiritualidad es una dimensión insolayable de lo humano. Y como expone Daniel Marguerat en El Dios de los primeros cristianos, el obrar de Dios no es ni mágico ni incontrolado. Pasa por las mediaciones humanas, se vale de los individuos: Lucas muestra en Los Hechos un Espíritu que da fuerza a la palabra de Esteban, que retorna a Pablo por el camino de Damasco, que exige a Pedro adimitir el bautismo de Cornelio.
El autor nos revela "cómo Dios se implica en el mundo, cómo se adentra en la espesura de la historia para expresar su plan: que la nueva de la salvación llegue hasta los confines del mundo habitado". Somos las manos de Dios que amasan el barro en este terrenal Paraíso. El místico sufí Yunus Emre, así lo consideraba.
SOY YO EL PRIMERO Y EL ÚLTIMO
Soy yo el primero y el último que ayuda a las almas,
Soy quien da la mano a los extraviados,
Soy la esperanza de los desesperados,
Soy la vista de los que no ven,
Soy quien revela los misterios inauditos,
Soy el espíritu que se esconde en los corazones,
Soy el agua que cae sobre las piedras,
Soy quien con una mirada detiene el mundo,
Soy quien sacia a los hambrientos,
Soy quien ampara a los amantes,
Soy el poder misterioso que allana los montes,
Soy quien creó esos cielos,
Soy el faro que ilumina los mares,
Soy el guía de los creyentes,
Soy quien impone el orden,
Soy quien escribió los cuatro libros,
Soy la lengua que recita el Corán,
Soy el camino que conduce a la felicidad,
Soy quien derrama riquezas,
Soy el jardinero de todos los jardines,
Soy quien mandó a Hamza al monte Qâf,
Soy quien puso allí el nido del Sîmurg,
Soy quien dice estas palabras, no Yunus.
Quien duda de esta verdad peca:
Soy yo el primero y el último.
Yunus Emre
Vicente Martínez