San Pablo nos dice que Dios nuestro Padre nos regala su consuelo permanentemente y una gran esperanza. Presentemos nuestras necesidades, las de los hombres y mujeres, con toda nuestra confianza puesta en Aquel que no falla.

Dios Padre, sé tú nuestro Maestro

• Por todos los que buscamos ser testigos de Jesús, que con nuestras palabras, gestos y vidas contagiemos consuelo y esperanza a nuestro alrededor.

Dios Padre, sé tú nuestro Maestro

• Por todos los hombres y mujeres que viven sin esperanza ni sentido, que en su camino encuentren personas que les devuelva la ilusión y fuerza para vivir.

Dios Padre, sé tú nuestro Maestro

• Por los que no encuentran consuelo en su dolor, que nuestra presencia cercana y delicada sea bálsamo para sus heridas.

Dios Padre, sé tú nuestro Maestro

• Por todos los que ocupan puestos de responsabilidad al frente de nuestras instituciones, que en la toma de decisiones busquen el bienestar de las personas que viven en las condiciones más desfavorecidas.

Dios Padre, sé tú nuestro Maestro

• Por todos nuestros seres queridos que ya viven para siempre con nuestro Padre Dios, que no olvidemos las cosas buenas que ellos nos enseñaron.

Dios Padre, sé tú nuestro Maestro

Padre Dios, te damos las gracias porque nos escuchas y nos quieres. Enséñanos a estar cerca de aquellos que nos necesitan y que nuestra presencia sea fiel reflejo de la tuya. Te lo pedimos por medio de tu Hijo querido Jesús.

Vicky Irigaray