Los maestros pueden abrir la puerta, pero sólo tú puedes entrar (Proverbio chino)

25 de enero, domingo III de TO

Mt 4, 12-23

Les dijo: Venid conmigo y os haré pescadores de hombres.
De inmediato dejando las redes le siguieron.

Es probable que Jesús hiciera como prácticamente todos los maestros de la historia. No eran ellos –Laotsé, Buda, Platón, Gandhi- quienes elegían a los discípulos, sino éstos a aquéllos. Sucedía de este modo cuando los discípulos los elegían para aprender de sus doctrinas. Pero cuando se pretendía que aprendieran cosas para beneficio de otros –y eso es lo que Jesús fundmentalmente quería- pasó a ser de otra manera.

Lo que el Rabbí de Nazareth anhelaba era reclutar en sus filas discípulos que impidieran que el pueblo siguiera caminando en las tinieblas. Pretendía lo que Isaías relata en 8, 23b: ir "más allá del país de Zabulón y Neftalí y ensalzar el camino del mar, allende el Jordán, la comarca de los paganos". Solemnemente prohibido todo tipo de intolerancia y fanatismo.

El poemario hindú Zenrin Kushu condensa en estos versos la misma idea de universal apertura a todas los pueblos:

En el espacio abierto no existen delante ni detrás.
Nunca ha habido dos caminos.
Los pájaros nunca han oído hablar del este o del oeste.

El Evangelio abre sus páginas a todo ser, y quiere que sus seguidores estén abiertos igualmente para que la doctrina en ellos contenida predique con meridiana luz y sin obscuridades, "la Buena Noticia del reino" y sane toda clase de dolencias.

Dios es amor y amor es música, el más universal de todos los lenguajes. También ella es la Palabra que une, que colabora en la creación de un mundo de valores, que despierta en el corazón de la Humanidad sentimientos de hermandad y de la más sana alegría.

"La música es un código de circulación ética, es una fuente de alimento para el espíritu, ayuda al hombre a ser mejor persona, a la superación constante por y para los demás". Así la definió Inma Shara, directora de orquesta, en una entrevista.

¿Quién no ha sentido alguna vez deseos de retransmitir al mundo entero –y si es posible en estéreo- el espiritual sonido del Cuarteto para Cuerdas en Do Menor op. 56, Voces intimas de Jean Sibelius –¿un Evangelio no canónico?- cuando la escuchaba? Sus melodías nos empujan a saltar de las costas finlandeses, lanzarse a sus aguas y hacerse pescadores de hombres con Jesús siempre en luna creciente.

También los músicos son iluminados aparecidos sobre la tierra que, con su presencia y enseñanza, insuflan nueva energía y actualizan la sabiduría de ser hombre.

"Tu Jesús no se escondió en ninguna cueva. Salió al mundo", le recrimina Wanda a su sobrina monja en la película Ida de Pawlikowski.

PASTORAL DE LUNA LLENA

Hermosa luna llena iluminaba
anoche en las llanuras y los bosques
mi tibia fe, mis vagas esperanzas.

Jesús siempre en creciente
y yo en menguante.

El mirto, deshojado de sus glorias,
y el mirlo, desplumado de sus alas,
entonaban un réquiem lastimero
por el alma de mi fe y mi esperanza.

Tú en plenitud de luz en arcoiris,
yo de mental salud ensombrecido.

.......................

Se desbordaba el bosque y la llanura:
el amor de Jesús los inundaba.
Se desbordaba el cuenco de mi luna
también en plenilunio.

Con el amor de ambos en sinergia,
yo vi cómo la Tierra se abrasaba.

(SOLILOQUIOS, Ediciones Feadulta)

Vicente Martínez