PALADINES DE LA LIBERTAD
Vicente MartínezMi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.
(A. Machado)
28 de febrero domingo III de Cuaresma
Lc 13, 1-9
-Llevo tres años viniendo a buscar fruto en esta higuera y no lo hallo. Córtala…
-Señor, déjala todavía este año, cavaré alrededor y la abonaré, a ver si da fruto
Fueron héroes que se enfrentaron a un sistema de injusticias que conculcaba todo derecho a una vida de plena humanidad. Abraham es el primero en romper con los suyos para formar una nueva familia de creyentes. Moisés lo hizo también abandonando Egipto. Jesús se apartó de su familia civil y religiosa y luchó por la constitución de un nuevo orden social y religioso. Se pierde y es hallado en el Templo discutiendo con doctores; cura en sábado y sus amigos son publicanos y pecadores; derriba mesas de cambistas. Es otro el Dios a quien adora y respeta, y mantiene unas relaciones diferentes con él y con los hombres.
Con los liberadores movidos por la misión de emancipar a sus pueblos, la fraternidad universal, se hace presente. Como el viñador de la parábola de la higuera, labran sin descanso la tierra y abonan con esperanza de cosecha las higueras. Jesús nos invita a saber leer y comprender los signos que permiten lograr un copioso verano.
Para alcanzarlo, Jesús empezó por ser él libre como hicieron los jueces y profetas en el AT. Todos ellos, como Isaías, llevaban tatuados en la palma de sus manos los signos que les acreditaban como liberadores de la opresión de los tiranos. Sabían que el mundo se arregla únicamente haciendo libres a los hombres. En consecuencia, toda su vida fue un ejemplo de acogida cordial y respetuosa con todas las personas. Y así el pueblo pagó el servicio con la misma moneda recibida: “era extranjero y me acogieron” (Mt 25,35). Jesús se levantó contra contra los dominadores del sistema y se opuso a quienes pretendían imponer una forma de vida regulada de un modo jerárquico. La suya era compartirla con los oprimidos, los expulsados sociales y los marginados.
La enérgica Marcha Radeztky puso broche de oro al Concierto de Año Nuevo 2016, celebrado en la Sala Dorada del Musikverein de Viena. Público y orquesta se implicaron entusiasmados en ella, acompañando con palmas el ritmo de la Marcha a invitación del maestro letón Mariss Janson. Luego se va y deja que músicos y asistentes se entrecrucen, y las ondas de palmas, de gestos y de notas saturen los canales audiovisuales.
Llegan al mundo entero porque la Sala Dorada, con sus hieráticas cariátides, quiere que todos participen y compartan. Un original anuncio de la Lotería de Navidad de 2015 cuenta la Historia de Justino. El protagonista condensa así el mensaje: “El mejor premio es compartir”. Compartir sobre todo los valores, el diálogo, la empatía, el entenderse con el otro. En las elecciones generales de las mismas fechas, el pueblo español ponía en evidencia la necesidad de la cultura del pacto, la cultura del acuerdo para poder seguir viviendo políticamente en armonía.
Los verdaderos paladines de la libertad salen del castillo del Amor, no de la Ley; tienen su fuerza en el corazón y no en la espada. Es significativa la figura del Brahman y Sumo Sacerdote Nourabad cuando en el Acto III de Los pescadores de Perlas, condena a los protagonistas -incluida su propia hija Leïla, sacerdotisa- a la muerte, en virtud de una fría moralidad conculcada. Dichos protagonistas, en cambio, han obrado desde el cálido amor que, finalmente, les salva.
La película estadounidense Una monja de cuidado (1992), dirigida por Emile Ardolino, podría servirnos de ejemplo en este tema de paladines de la libertad, en lo que se refiere a lo ecclesial. La simulada monja Mary Clarens se constituye en el símbolo de la liberación de opresoras costumbres seculares. Designada directora de la Coral del convento, después de interpretar una canción tradicional en la misa navideña, las religiosas la vuelven a cantar a ritmo spiritual song. Todos los asistentes, incluido el celebrante, las acompañan en el ritmo. Cambia la misa y la iglesia.”
El capellán comenta luego a la superiora: “¿Vió cómo entraba la gente de la calle? Esa música, esa música celestial, Reverenda Madre, les ha llamado. He de decírselo al arzobispo. Le mandaré una carta personal describiendo sus esfuerzos, su pequeña lucha por mantener con vida su convento”.
Mary Clarens propone al Coro: “Queridas hermanas, salgamos por el vecindario y conozcamos a la gente”. Lo hacen y consiguen recuperar para la Iglesia a todo el pueblo. Un reportero cierra la escena con este comentario: “Ahora es un convento de puertas abiertas para acercarse a la comunidad”. Y Antonio Machado cierra también con esperanza de viñador su poema A un olmo seco:
“Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera”.
PECES ABISALES
Vivís en los cenobios de los mares profundos,
cartujos de capucha y sayal estameñado.
En vuestra celda monacal reclusos,
huís la superficie y, siempre en solitario,
entonáis maitines ¿es este un sueño?- de amor brujo.
Vuestros comportamientos son extraños
cuando rezáis esquivos por los claustros.
¿Acaso es necesario, para bajar y hallaros,
la barca tirada por tritones de Neptuno
y visitar su reino de castillos dorados?
Si tropezáis con dios en ese vuestro mundo,
cartujos abisales, comunicadme vuestro hallazgo.
Aquí arriba extramuros
hemos perdido -¿para siempre?- la huella de su paso
de sandalia de cuero y pie desnudo.
(NATURALIA. Los sueños de las criaturas)
Vicente Martínez