Las sociedades, las culturas, las religiones se han de evaluar en las oficinas de aranceles por el tipo de hombre que producen (Klass Hendrikse)

13 de marzo, domingo V de Cuaresma

Jn 8, 1-11

Jesús quedó solo con la mujer, que permanecía allí de pie en el centro

En la National Gallery de Londres hay un cuadro de Rembrant (1606-1669): Cristo y la mujer adúltera. El pintor holandés pensaba que los mayores milagros de Jesús no habían sido la curación del leproso ni la del paralítico, ni siquiera la resurrección de Lázaro. Pensaba que el mayor milagro que Dios repetía en el siglo I, en el de Rembrant y en nuestro siglo, es la conversión del corazón de los hombres. Un milagro que los jerarcas del judaísmo entonces -y de las demás religiones hoy- no podían ver porque estaban mirando al sitio equivocado y con actitud equivocada.

Juan nos dice en 8, 9 que “Jesús quedó solo con la mujer, que permanecía allí de pie en el centro”. Y en esta escena le pinta el flamenco Brueghel el Joven (1564-1636) escribiendo en el suelo: “Quien de vosotros esté libre de pecado tire la primera piedra” (Jn 8,7). Así, aunque los letrados y fariseos ponen a Jesús en una dura prueba -la misericordia o la Justicia- él opta, como siempre, por la exculpación y la misericordia.

Una tarde violenta y tenebrosa resonó esta su Primera de las Siete Palabras sobre el Gólgota: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lc 23, 34). Las jerarquías de todas las religiones parecen no haberlas escuchado. ¿Siguen mirando al sitio equivocado? ¿O es que somos incapaces de liberarnos de un cristianismo del Antiguo Testamento y darnos forma y conciencia a la luz del Evangelio? La Buena Nueva es anatómica, y Jesús el carpintero la fabricó adaptable a toda religión y cuerpo humano, y a cada una de sus partes.

La liturgia del día nos muestra tres personajes formateados en este molde evangélico: Isaías anuncia el retorno del pueblo hebreo a su patria (Is 43, 16-21), Pablo tiene fijos sus ojos en llegar a la meta (Flp 3, 8-14) y una mujer pecadora que comienza una nueva vida (Jn 8, 1-11).

Klass Hendrikse (1947), pastor protestante holandés, escribió en su obra Creer en un Dios que no existe, esta frase: “Las sociedades, las culturas, las religiones se han de evaluar en las oficinas de aranceles por el tipo de hombre que producen”. Y Jesús escribió el Milagro de la Misericordia para que produjera hombres que recorren alegremente y sin fatiga los caminos por él trazados.

EL HIPOPÓTAMO

Yo te he visto vivir en dos ambientes
en el Zaire:
andando por el fondo de los ríos,
y pastando la hierba en sus praderas.

Los zaireños temían en el agua o el prado
tu presencia; siempre has tenido fama
de ser
muy agresivo hacia los humanos.

Los antiguos egipcios te veían
feroz habitante del Nilo.

¿Ignorabas acaso, que los ríos
son dioses en Egipto?

Rubens te pintó sensual en “La Caza”;
¿en qué soñabas?

Walt Disney te llevó a “Fantasía”
para bailar tu polka
en la ópera de Ponchielli “La Gioconda”.

¡Con qué placer te he visto tan humano
en un abrazo tierno a la princesa!
A mí también lo humano me humaniza.

(NATURALIA. Los sueños de las Criaturas)

Vicente Martínez