HECHOS 1, 1-11 / EFESIOS 4, 1-13
José Enrique GalarretaFestividad de la Ascensión
HECHOS 1, 1-11
El primer libro lo escribí, querido Teófilo, sobre todo lo que Jesús hizo y enseñó desde un principio hasta el día en que, después de haber dado instrucciones por medio del Espíritu Santo a los apóstoles que había elegido, fue llevado al cielo. A estos mismos, después de su pasión, se les presentó dándoles muchas pruebas de que vivía, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca de lo referente al Reino de Dios. Una vez que estaban juntos, les recomendó:
"No os alejéis de Jerusalén; aguardad a que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que yo os he hablado. Juan bautizó con agua; dentro de pocos días, vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo."
Los que estaban reunidos le preguntaron:
"Señor, ¿es en este momento cuando vas a restablecer la soberanía de Israel?"
Él les contestó:
"A vosotros no os toca conocer el tiempo y el momento que ha fijado el Padre con su autoridad, sino que recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra."
Y dicho esto, fue levantado en presencia de ellos, y una nube le ocultó a sus ojos. Estando ellos mirando fijamente al cielo mientras se iba, se les aparecieron dos hombres vestidos de blanco que les dijeron: «Galileos, ¿qué hacéis ahí mirando al cielo? Este que os ha sido llevado, este mismo Jesús, vendrá así tal como le habéis visto subir al cielo.»
Son los primeros párrafos del libro. Vemos ante todo que el autor ha concebido el libro como una segunda parte de su evangelio, y lo dedica al mismo personaje, un tal Teófilo al que no conocemos. (Si es que se trata de un personaje y no de un nombre que representa a la comunidad de "queridos por Dios")
La "tesis" de Lucas en el evangelio era: "Jesús, el hombre lleno del Espíritu". La tesis de este segundo libro será: "la iglesia, llena del espíritu de Jesús".
El evangelio terminaba con el relato de la Ascensión, y este libro empieza con el mismo relato. Significativamente, los dos relatos apenas coinciden. Son nuevos en este segundo relato los cuarenta días entre la Resurrección y la Ascensión y los detalles de la misma, la nube y los hombres vestidos de blanco con su mensaje.
Esto indica claramente que el relato de la Ascensión no está narrando hechos que vieron los ojos, sino haciendo una profesión de fe: Jesús, que había caído a lo más bajo en la cruz, es exaltado a lo más alto, "sentado a la derecha de Dios". Esa es la fe de la primera comunidad. Por eso llamamos a Jesús "el Señor".
EFESIOS 4, 1-13
Os exhorto, pues, yo, preso por el Señor, a que viváis de una manera digna de la vocación con que habéis sido llamados, con toda humildad, mansedumbre y paciencia, soportándoos unos a otros por amor, poniendo empeño en conservar la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz.
Un solo Cuerpo y un solo Espíritu, como una es la esperanza a que habéis sido llamados. Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, por todos y en todos.
A cada uno de nosotros se nos ha dado la gracia según la medida del don de Cristo. Por eso dice la Escritura: "Subió a lo alto llevando cautivos y dio dones a los hombres". "Subió" supone que había bajado a lo más profundo; y el que bajó es el mismo que subió por encima de todos los cielos para llenar el universo.
Y él ha constituido a unos, apóstoles. a otros, profetas, a otros, evangelizadores, a otros, pastores y maestros, para el perfeccionamiento de los santos, en función de su ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud.
El texto es una exhortación a la vida cristiana. En él encontramos una fórmula que se ha hecho famosa y utilizamos como canto litúrgico: "Un solo Señor, una sola fe... la unidad del Espíritu, el vínculo de la paz".
Son los signos del Espíritu de Jesús. Cuando Jesús ya no está físicamente entre sus discípulos, su Espíritu produce frutos de concordia, de unidad, nacidos de la unidad de la fe en Dios Padre y en Jesús, el único Señor.
Por otra parte, se presenta en el texto algo semejante a una "teología de la ascensión", basado en una elucubración sobre "subir" y "bajar", muy al gusto de aquella época. A pesar de su complejidad, muestra a las claras una idea de fondo que nos es muy útil: el carácter simbólico de "subir" y "bajar". "Bajar" como sinónimo de la humillación, y "subir" como sinónimo de la manifestación de divinidad.
Finalmente, se expresa la fe en la presencia del mismo Jesus, de su Espíritu, en la iglesia, alentando los carismas de todos para el bien común, para la "edificación del cuerpo".
José Enrique Galarreta, S.J.